jueves, 13 de mayo de 2010

La autoridad en la educación


Podemos entender la educación como un proceso de desarrollo integral de la persona en donde se formen hombres libres y responsables, ya que hay que promover la libertad y su correspondiente responsabilidad. No se trata de una mejora parcial, sino de toda la persona en su conjunto y no mejora en abstracto o en vacío, sino en aspectos esenciales como son la libertad, el amor, etc., es decir los valores presentes en nuestra sociedad.

Puede que lo antes expuesto en cuanto a crear seres libres no parezca que tenga relación con la autoridad, pero la autoridad no solo es poder, sino sobre todo servicio. La palabra autoridad viene de auctor (latín) y auctor viene del verbo augere que significa dar crecimiento. No se tiene autoridad para atribuirse el poder por sí mismo. Se trata de continuar la creación, ayudar a crecer. El concepto de autoridad se identifica pues con el de servicio. Es un servicio a la libertad en desarrollo de otros seres humanos, que van siendo cada vez más autónomos y más responsables en su propio proyecto de llegar a ser lo mejor de sí mismos, superando las limitaciones personales y ambientales.

La autoridad, se basa en la confianza y una fe otorgadas a una persona a la que se le reconoce un saber concreto, excluyendo cualquier sumisión incondicional y cualquier acción que requiera el uso de la fuerza. La autoridad del profesor constituye una ayuda para el educando al ir liberándole a las ataduras que le que le impiden alcanzar la libertad, es decir, la autoridad del profesor hace posible la libertad del educando.

“La autoridad autentica del profesor tiene que poder situarse en perfecta compatibilidad con la libertad y la iniciativa personal del alumno en el proceso educativo” (Sacristán, 1998).

La autoridad del profesor se pone al servicio del alumno con el objetivo de ayudarlo a que él mismo logre finalmente ser responsable de su propio desarrollo.

De ahí la diferencia entre autoritarismo y autoridad. La autoridad en la educación está estrechamente relacionada a crear seres libres y responsables de sus actos, sin confundir libertad con libertinaje, ya que la segunda trata de libertad pero sin ningún tipo de responsabilidad.

El autoritarismo exige obediencia de quien lo ejerce, una obediencia a ciegas, esto hace que la persona que lo siga en este caso los alumnos obedezcan por temor a ser castigados severamente. Esto impide el desarrollo de pensamiento del individuo, y que el proceso de enseñanza se convierta en un proceso donde el alumno reciba información y la memorice, dejando a un lado el proceso de desarrollo del pensamiento, y de esa manera impidiendo que la personalidad del alumno pueda madurar, es decir, imposibilitando su desarrollo.

Lo que no quiere decir que el profesor renuncie a su tarea de guía. Ya que hay que tener en cuenta que el aprendizaje personal del alumno requiere en muchas ocasiones de órdenes y mandatos determinados por el profesor para ayudar al alumno en su proceso de aprendizaje.

El profesor enseña apoyándose en su autoridad, es decir, que los alumnos aprendan apoyándose en la autoridad educativa. A medida que el alumno va adquiriendo madurez personal la autoridad como ya la hemos definido va creciendo. En los primeros años escolares los mandatos y las órdenes del profesor son necesarios para el aprendizaje, pero a medida que el alumno avanza son menos necesarios, debido a la madurez alcanzada por los alumnos.

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