Sin duda alguna, educar es un concepto muy amplio que abarca diversos ámbitos e implica numerosos procesos.
Afirmo que abarca diversos ámbitos, porque podemos hablar de educación familiar, educación física, educación para el trabajo, educación en valores, entre otros; e implica numerosos procesos ya que para que una persona tenga una educación integral es necesario no sólo informarla sino a su vez formarla o instruirla.
Dicho de tal modo, la educación es un proceso en el cual se informa y forma a una persona. Se informa para proporcionar los conocimientos necesarios para el desenvolvimiento en sociedad y se forma en el sentido en que se dan las herramientas y técnicas necesarias para el desarrollo de habilidades y potencialidades y para la correcta aplicación de los conocimientos adquiridos durante el proceso de información.
Como bien decía Aristófanes: “Educar a los hombres no es como llenar un vaso, es como encender un fuego” ciertamente la educación no sólo se logra dando conocimiento tiene que existir un cambio desde el interior de la persona y este cambio es el fuego al que Aristófanes se refería. La mejor manera de encender ese fuego en las personas es brindarles, a lo largo de su proceso de aprendizaje, la ayuda o guía necesaria para lograr sus metas.
En el proceso de educar se ven involucradas dos figuras el educador y educando, quien a su vez, cumple con la tarea de autoeducarse, ya que toda persona es autora de su educación porque es un ser libre. Desde este punto de vista se puede decir, que el rol del educador (docente, padres, entre otros) es orientar el desarrollo de ese proceso autoformativo brindando un modelo de los principios y valores que posee la sociedad. El educador sólo proporciona las herramientas, está en manos del educando el utilizarlas e interpretarlas y es en esta libertad de interpretación donde surgen las diferencias que permiten caracterizar a cada persona y definirla como ser único.
Todo esto se puede resumir en la frase de Albert Einstein “El arte supremo del maestro es despertar el placer de la expresión creativa y el conocimiento”, es decir, los educadores deben poseer la habilidad de impulsar el aprendizaje pero dejar el desarrollo en manos del educando.
Por esta razón, en gran medida se puede decir que, el responsable del proceso de educación es la persona misma, ya que es ella quien con motivación, esfuerzo y las experiencias vividas en el día a día lleva a cabo los procesos de autorregulación y metacognición que le permitirán desarrollar su proyecto de vida.
Educar, consiste en formar personas maduras, conscientes y capaces, es un proceso que permite a las sociedades preservar sus costumbres y tradiciones. Educando es como se transmite la cultura y se logra la evolución.
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